martes, 15 de febrero de 2011

QUE ES MEJOR?? GANAR...O PARTICIPAR???????????? OPINE

1ª Corintios 9:24-27, nos enseña que Lo importante no es simplemente participar, sino participar y ganar.
Cuando se celebra una carrera, del tipo que sea hay un lema deportivo que no debe olvidarse, y es que “lo importante no es ganar, sino participar” y con esto uno debe emprender la carrera y aunque no gane estar contento porque se ha participado.
Se suele creer que en la fe pasa lo mismo, que el hombre debe esforzarse lo suficiente, andando o corriendo por esta vida, recordando que lo importante es participar. En el texto de hoy, Pablo nos dice que no es así. El versículo 24, recuerda a los creyentes que hay un premio y les recomienda: “Corred, de tal manera que lo obtengáis”. Parece antideportivo que se recomiende al creyente que corra para ganar, pero en ese sentido lo es.
No se está hablando aquí de la salvación, que naturalmente es gratuita y nadie nos puede quitar, sino de una recompensa que recibiremos de acuerdo a nuestro comportamiento aquí en la tierra, una recompensa a nuestra manera de vivir la fe que un día experimentamos.
En este sentido debemos ser ambiciosos, y correr de tal manera, que obtengamos el premio. Ser tan consecuentes en nuestra fe, en esta vida, que Cristo nos ponga a su derecha junto con los corderos que fueron fieles y que recibirán su recompensa.

Como en toda carrera, se necesita una preparación. Alguien no preparado no puede emprender una carrera. Se necesitan técnicas para que nuestro correr sea provechoso, y sobre todo mucha constancia, para que no sean esfuerzos puntuales que no llevan a nada, sino un trabajo constante que nos llevará a la meta, victoriosos. ¿Quieres ganar la carrera?, presta pues atención a los consejos que Dios nos da.
I. Para ganar se necesita entrenamiento.
Pablo está utilizando una ilustración que los Corintios conocen a la perfección, el deporte. Después de los juegos olímpicos seguían en importancia los juegos ístmicos celebrados en Corinto cada tres años, se podían ver como los deportistas se preparaban para estos juegos, diez meses antes de los juegos se reunían todos los participantes para comenzar allí sus entrenamientos. Se podía ver cómo se levantaban de madrugada para poder realizar sus ejercicios, cómo se abstenían de comer algunas cosas con sus dietas especiales, cómo no participaban de muchas actividades, para que llegados los días de los juegos estuvieran en óptimas condiciones para participar.
No es tan raro, porque podemos ver que hoy en día siguen haciéndolo. Los deportistas llevan una estricta dieta que no deben saltarse para estar en forma, sacrifican muchos días para poder entrenarse, no asisten a determinadas fiestas para poder dormir lo suficiente, se abstienen de todo ello porque ansían conseguir el premio.
Los griegos tenían un entrenamiento que empezaba con los siete años, cuando los niños comenzaban a ir al colegio, estudiaban las asignaturas básicas como lectura, escritura, matemáticas, música, poesía, danza, aprendían a tocar un instrumento musical y paralelamente, tenían un duro entrenamiento físico, lucha, boxeo, carreras, lanzamiento de jabalina y disco. Eran las materias básicas.
A los dieciséis años se les agregaban los estudios de literatura, filosofía y política. Un duro entrenamiento, dejando muchas cosas de lado, para obtener una corona de pino.
El creyente también participa de una carrera, y no puede enfrentarse a ella sin un buen entrenamiento. Hay algunas cosas de las cuales debe abstenerse; no porque sean malas, sino porque dificultan y entorpecen mi carrera. El propio Pablo les recuerda esto a los corintios en, 1ª Corintios 6:12.
Es algo muy importante para que consigamos llegar a la meta, victoriosos, hacer las cosas por convencimiento propio. El que se entrena para un deporte, no le duele demasiado, abstenerse de determinadas cosas, porque piensa en la victoria que a través de ello puede conseguir, se abstiene porque está convencido, sino, no lo haría. Porque sabe que su esfuerzo le llevará a conseguir algo que es mejor y que el ansía.
El cristiano que sabe desprenderse de las cosas que le entorpecen su carrera, llega a la meta con derecho a premio. Un cristiano que en público práctica la abstinencia y luego a solas se atiborra de cosas dañinas, se cansa y no alcanza la meta.
Muchos fracasan porque aunque muestran una cara, luego a solas no cumplen y quizás nuestra primera meta es estar convencidos de lo que lo que hacemos obtiene premio y que queremos hacerlo. Ningún entrenamiento llegará lejos si la persona que lo hace no está totalmente convencida.
Los griegos solían correr en el estadio completamente desnudos, pues querían desprenderse literalmente de todo lo que les pudiera estorbar en la carrera. No sentían vergüenza, porque sabían lo que significaba poder correr sin ningún impedimento.
En nuestro entrenamiento hemos también de aprender a desprendernos de aquellas cosas que dificultan nuestra carrera, no por mandato, sino por convencimiento comprendiendo lo que estamos haciendo. Cualquier recompensa en este mundo, acabará siendo corruptible, cualquier cosa que pongamos en nuestro camino, que nos dificulte la carrera, por mucho que nos atraiga, algún día se acabará.
Sin embargo, no tenemos medidas para comprender la grandeza de lo que nos espera, algo incorruptible, algo que Dios mismo nos dará, y que debemos ansiar, siendo fieles a Dios en todo momento.

feb 2011.
FRANCISCO LECARNAQUE ALDANA.
     Lizards Peru

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